30/5/11
Reunión
Os informamos que mañana martes, a las 18:00 horas haremos una reunión en el local social para acordar la lista de precios para socios.
Historia de la Montaña del Farell
El Farell es una montaña cuyo nombre coincide con una leyenda popular. En aquella época, en el pueblo de Caldes de Montbui, había una masía llamada el Farell, en la que vivía un gigante muy alto y grande. Tenía tanta fuerza que todos le conocían por el nombre de "Farellàs" y nadie de los alrededores podía vencerlo. Era modesto y sencillo y llevaba una vida tranquila dedicada a la payesía. Un día, mientras labraba un bancal, pasó un gigante forastero que quedó boquiabierto ante su fuerza. Por eso le propuso ir a Barcelona, donde un gigante Moro tenia secuestrada a una importante y bella dama llamada Gisla. De hecho, le costó un poco convencerlo, pero al final decidió ir, para poder echar a aquel forastero y rescatar a la bella Gisla. Y hacia Barcelona se fue. Por el camino cogió un pino de un frondoso bosque para que le sirviese de bastón y también para saltar la muralla que rodeaba Barcelona por aquel entonces. Los niños le seguían y le rondaban cantándole esta canción: “El Gegant del Pi/ ara balla ara balla;/ El Gegant del Pi/ ara balla pel camí. “
El gigante Moro le recibió y le preparó una buena comida tal y como tenía por costumbre siempre que alguien aceptaba su reto. Mientras el Farell iba comiendo, el Moro, con ojos rabiosos le decía: “Come, come, Farellàs, que bien poco comerás”. El lugar escogido para celebrar la gran pelea fue la plaza de los peces. El Farell se quedó plantado en medio de la plaza como si fuera de hierro, y permanecía impasible mientras el Moro no paraba de zurrarle. Entonces, y como quien lanza paja, el Farell lo tiró por encima de las casas y de los tejados y fue a parar a las afueras de la ciudad. La multitud cantaba la tonadilla que daba fin a la opresión ejercida por el tirano forastero y así liberaba a la bella dama Gisla:
El gigante Moro le recibió y le preparó una buena comida tal y como tenía por costumbre siempre que alguien aceptaba su reto. Mientras el Farell iba comiendo, el Moro, con ojos rabiosos le decía: “Come, come, Farellàs, que bien poco comerás”. El lugar escogido para celebrar la gran pelea fue la plaza de los peces. El Farell se quedó plantado en medio de la plaza como si fuera de hierro, y permanecía impasible mientras el Moro no paraba de zurrarle. Entonces, y como quien lanza paja, el Farell lo tiró por encima de las casas y de los tejados y fue a parar a las afueras de la ciudad. La multitud cantaba la tonadilla que daba fin a la opresión ejercida por el tirano forastero y así liberaba a la bella dama Gisla:
“El Gegant de la ciutat/ ara balla ara balla;/ El Gegant de la ciutat/ ara balla pel terrat.“
Entonces el Forzudo Farell tomó camino de regreso a su casa, pero durante el camino le entró sueño y se tendió bajo un árbol para reposar un poco y poder continuar después. Sucedió que mientras el Farell dormía comenzó a llover y a caer granizo, de tal forma que aquellas piedrecillas cubrieron el cuerpo del gigante payés.
Dicen que nunca más se despertó, pero que sobre él se formó la montaña que hoy se conoce como el Farell.
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